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Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.

In Imperdibles,Literatura on 20 julio, 2010 por Adrián2HBK Etiquetado: , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

Hoy vengo a hablaros de uno de mis libros favoritos (si no lo son todos los que me gustan): Cien años de soledad, escrito por el colombiano y premio Nobel Gabriel García Márquez. La obra -que fue corregida por el propio Fidel Castro- nos sumerge en Macondo, una ciudad creada a partir de un sueño por el aventurero y soñador José Arcadio Buendía, que en busca de redención se fue de su vieja ciudad con su prima y futura esposa Úrsula Iguarán y unos pocos hombres fieles.

La historia, que en varios puntos me recuerda a la de la propia Cuba, es extasiante. No en vano ha sido proclamada la segunda mejor obra escrita en lengua castellana (justo por después de El Quijote), la mejor obra escrita en Sudámerica, y uno de los libros los cuales es imprescindible leer antes de morir.

En sí el libro no es fácil de describir, más bien al contrario. ¿Cómo podría alguien resumir en un sólo post la historia del sitio donde vive? Quizá hablando de la atípica familia de su fundador. José Arcadio Buendía, soñador y aventurero; Úrsula Iguarán, su prima y esposa, que teme que le salga un hijo con cola de cerdo por el parentesco; José Arcadio Buendía hijo, pirata; Aureliano Buendía, coronel de un ejército liberal… Todos los personajes son únicos e irrepetibles, y sobre todo muy reales para la época en la que se sitúa la historia. Quizá sea por eso que atrapa a principio a fin, o tal vez sea la fascinación que sienten por las cosas más normales del mundo. O al revés: la fascinación que provocan al lector cosas que allí son corrientes y no son vistas como nada extraordinario.

Antes he dicho que me recuerda a Cuba ¿por qué? No es una copia exacta, ni mucho menos, pero es fácil intuir que el autor se fijó en ella para moldear Macondo. Para empezar José Arcadio Buendía, el patriarca de la familia Buendía, es el anarcocomunista progresista perfecto. ¿Por qué?, repito. Pues fácil. Desde la fundación del pueblo su principal preocupación es que la ciencia avance y que todo el mundo goce de las mismas comodidades (que todas las casas tengan las mismas horas de sol, que todas las casas estén igual de cerca del río…), sin esperar nada a cambio, al contrario: siempre tiene las puertas de su casa abiertas (literalmente). Su única motivación para hacer todo eso es el simple progreso del pueblo y que le tengan respeto, pero no busca ninguna autoridad. Durante varios años todo es perfecto en ese pequeño pueblo alejado del exterior: todos son amigos, todos se respetan. ¿Pero cuándo empieza a torcerse la cosa? Cuando el gobierno manda a un corregidor al pueblo para que pinten las casas de color azul por su victoria. Es ese gesto y no otro lo que provoca en primero José Arcadio Buendía y luego en su segundo hijo el inicio de al menos cuatro guerras civiles que sacuden todo el país. Hasta el momento en el que llega el corregidor al pueblo todo estaba bien, pero llegó él y todo se jodió. A partir de su llegada las clases sociales empezaron a surgir y con ellas los robos y los asesinatos. Para «sanar» esa desgracia Arcadio Buendía (hijo no reconocido de José Arcadio Buendía hijo) se proclama caudillo del pueblo, haciendo imposible una comparación con Fidel Castro. Para evitar que lo que pasaba con el corregidor vuelva a ocurrir proclama un régimen antidemocratico y totalista, en el que todo el mundo está obligado a ser igual. Pero la semilla del corregidor da sus frutos, y por eso Arcadio Buendía muere fusilado. Pero ahí no acaba la cosa, es tan solo el principio, las primeras doscientas páginas, siendo generosos.  Ese es sólo el comienzo para la aparición de otros personajes como Aureliano Segundo, los diecisiete aurelianos, José Arcadio Segundo, Fernanda, Remedios, la bella; Meme… y la lista sigue y sigue hasta parecer casi infinita.

Pero dicho lo básico… ¿Qué intenta transmitir el libro de la manera más sencilla? Pues aparte de que el anarcocomunismo es la mejor forma de vida, que el poder corrompe tanto a un político de un partido como al de otro. Por lo tanto en un sitio en el que no haya poder de ningún tipo, no habrá corrupción, y por supuesto tampoco diferencias ni clases de ninguna manera. Esa es tan solo una interpretación, cada uno por supuesto es libre de tener la suya, y este libro da la oportunidad de que las opiniones sean muchas y muy diferentes; enriquecedoras, dicho de otra manera.